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Las
soledades del primer mundo.
1998,
Como digno tercermundista
había oído muchas historias, algunas ciertas otras
quién sabe, sobre los efectos malignos de las sociedades
del primer mundo. Estas historias se alimentan de hechos que son
innegables, como las noticias de primera plana provenientes de Estados
Unidos en las que locos de cualquier edad se despiertan un día,
y se levantan de su cama para salir a la calle a matar gente. El
último libro que he leído "Inteligencia Emocional"
de Goleman, de hecho está basado/inspirado en esta tremenda
ola de asesinos infantiles que por un clásico problema escolar
en lugar de practicar el sano placer de citar "a la salida" al enemigo,
se hacen de pistolas o rifles y los descargan a discreción
contra una masa aterrorizada de compañeros de primaria.
Este tipo de noticias
se hacen famosas porque al parecer el ser humano en general es más
receptivo a los hechos violentos, ni más ni menos esta semana
un
tipo en Washington después de matar 12 gatos en el patio
trasero de su casa, se dirigió al Capitolio y mató
a no sé cuántas personas, entre éstas a dos
policías. Que si la tasa de suicidios de un país o
de otro, que si el número de muertos por armas de fuego,
que si las bomas de grupos extremistas, etc. Sin embargo también
hay otro tipo de hechos que al principio pueden hasta causar risa,
que en el fondo son igualmente preocupantes y denotan una clara
descomposición social.
Uno de estos casos es
la "Unidad de Desarrollo Social" (SDU) del gobierno de Singapur.
Se trata de un organismo gubernamental encargado de... casar gente.
Así de simple. Bueno, con algunos peros, claro.
Tal y como las ahora
famosas "Líneas del Amor" o las agencias de solteros, esta
institución alentada, promovida y organizada por el gobierno,
tiene un directorio de solteros y solteras, y tiene como mayor orgullo
que desde su creación en 1984, un total de 14,714 de
sus miembros han encontrado pareja a través de sus servicios.
Organizan eventos constantemente para que sus miembros se conozcan
e incluso cuentan con un servicio de "afinidad por computadora".
Además del ya
de por sí triste hecho de que una sociedad produzca individuos
tan deshabilitados socialmente como para que necesiten de un organismo
para relacionarse, la SDU tiene todo el sabor singapurense:
Cualquiera puede ser
miembro! Bueno, casi cualquiera... Es requisito indispensable tener
un grado universitario y ser soltero. Esto último es lógico,
pero un grado universitario? Sencillo: Lee Kuan Yew, ese genial
ideólogo neoliberal pensó hace unos años que
el control de natalidad debía aplicarse solamente a la gente
de escasos recursos, ya que para poder cumplir con las metas de
crecimiento económico, necesitan un crecimiento demográfico
mayor al que tienen actualmente. La solución: que las personas
con estudios sean quienes tengan más niños... pero
había un pequeño problema: los hombres con estudios
se casaban con mujeres sin estudios... qué podrían
hacer para que la raza no se mezclara de esta forma? Respuesta:
la SDU. Desde su creación, se anuncia con letras bien grandes,
el porcentaje de hombres que se han casado con mujeres graduadas
se ha incrementado de un 39.7% en 1984 a un 61.4% en 1996. Esto
es lo más cercano que he visto a "Un Mundo Feliz" de Huxley.
Pero eso no es todo,
hay otros detalles: si te inscribes al programa durante los primeros
6 meses después de tu graduación, gozas de un descuento
en la inscripción. Al inscribirte, es requisito indispensable
que anexes tus calificaciones obtenidas durante tus estudios (!),
puedes regalar inscripciones a amigos tuyos, el servicio de "afinidad
por computadora" cuesta 60 dólares, más 10 dólares
por cada cita con prospectos, etc, etc.
La SDU es, para cualquier
persona con un mínimo de humanidad, y desde cualquier ángulo,
insultante y avergonzante para una sociedad desarrollada que se
llama de "primer mundo". Denigra a quienes participan en ella, e
igualmente a quienes por circunstancias psicológicas, intelectuales,
económicas, sociales, familiares o de cualquier otro tipo,
no pueden accesar o concluir una carrera académica. Estos
servicios de conseguir pareja son de por sí indicativos de
hasta dónde hemos tenido que llegar para manejar nuestras
relaciones humanas en un mundo cada vez más "eficiente" y
"productivo", pero siendo parte de una estrategia maquinada por
el gobierno, es un asunto ético, legal, político y
social muy grave que pasa desapercibido en este aglomerado del consumo.
Un último detalle
que probablemente ahora con la crisis tengan que modificar: para
ser aceptado o conservar la membresía, el/la aspirante debe
demostrar que tiene empleo...
Hasta dónde llegaremos?
Espero que la descomposición de estas sociedades no sea el
espejo de las nuestras dentro de algunos años.
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