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r i c a r d o       s o s a       m e d i n a
  BALI
Septiembre 1998

El viaje a Bali comenzó pues inesperadamente en el hotel 'Rose' de Yogjakarta. Ahí compré el boleto de autobús a Bali que incluía el 'ferry' y una 'cena', cosa curiosa que me hizo pensar que las 15 horas que me habían dicho que duraba el viaje eran muy suceptibles de cambiar. Ya Boleng, el conductor de 'becak' con quien habíamos convivido los días anteriores, al enterarse que había decidido ir a Bali me había recomendado dos cosas: la primera, no dormir en el autobús pues eran comunes los carteristas (lo cual al considerar las tantas horas del trayecto me hizo dudar que lo dijera en serio) y la segunda, que al llegar a Bali me fuera a 'Ubud' y que ahí encontraria un 'losmen' o lo que es lo mismo, hospedaje barato. Boleng habia trabajado en Bali tiempo antes y varias de sus advertencias resultaron ciertas... siendo la más importante que en la vecina isla todo es mas caro y que ahí no existen los 'becaks'.

Ya en el autobús a eso de las 2 de la tarde la cosa iba bien pues al abordarlo fuera del hotel apenas habíamos unos 10 pasajeros, todos viajeros extranjeros. Me esperaban varias horas de viaje y me gustó la idea de tener los dos asientos para mí. Pero mi ilusión no duraría ni media hora. Del hotel el chofer del autobús nos tenía reservada una primera escala en la estación de autobuses, en la que entre el olor a diesel, vendedores y cantantes ambulantes pasaríamos casi una hora esperando a que hasta el último asiento se ocupara. Junto a mí se sentó un tipo de gorra que con las advertencias de Boleng yo juraba que tarde que temprano cuando el sueño me venciera, se apropiaría de mis muy pocas pertenencias. Al fin salimos de la estación, había pasado una hora y media y apenas estábamos saliendo de Yogjakarta. Las 15 horas, evidentemente serían muchas más. Una pareja de europeos cercana no lo podía creer, el pasaje de autobús de 'primera' era un engaño pues en el hotel lo venden a los turistas en 60,000 rupias mientras que en la estación de autobuses venden el mismo boleto en 45,000 rupias a los locales. 15,000 rupias por media hora más de espera... yo, como mexicano, lo tomé con la mayor naturalidad, claro, además de que gracias al regateo yo pagué 50,000 por el boleto.

En fin que las horas y los kilómetros empezaron a pasar en mejor proporción y se nos hizo de noche en la carretera que va hacia el este de Java. Yo me preguntaba sin tratar de pensar mucho en eso, si el mismo chofer manejaría las 15 horas, y mi preocupación tomaba intensidad cuando veía que más de la mitad del tiempo nos encontrábamos circulando por el carril contrario rebasando las hordas de motonetas y bicicletas que abundan, y cuando empezaba a pensar en otra cosa me devolvían a la realidad un rechinar de llantas con la consabida letanía de claxonazos.

A dos asientos del mío viajaba una señora que me daría una de las mejores lecciones de civilidad y fineza de la gente de Indonesia. Humilde, calzando sandalias de plástico y un 'sarong' tradicional, sacó de la bolsa de plástico que era su único equipaje, un paquete de galletas, lo abrió en la oscuridad del autobús y con una gran sonrisa nos ofreció a todos los que estábamos despiertos a su alrededor, insistiendo en que tomáramos más de una galleta. Ese detalle me tocó profundamente y me hizo pensar muchas cosas acerca de esa gente y en general de la naturaleza del ser humano. En Indonesia vive gente de la más pobre del mundo y esta señora era una de ellas, sin embargo es esta misma gente la que nos enseña las cosas más simples y valiosas de la vida. En ese momento también pensé que en los varios meses que llevo viviendo en Singapur, viajando en autobús no me ha tocado que alguien regale una sonrisa, mucho menos galletas. Por cierto que a partir de entonces cuando he viajado otras veces en autobús cargo un paquete de galletas y les ofrezco a los demás. En Singapur hasta ahora no me han aceptado una sola. En adelante lo practicaré como un acto diplomático de relaciones internacionales, ja.

En fin que el peligroso criminal que viajaba a mi lado resultó ser un chavo recién egresado de la carrera de ingeniería metalúrgica con quien tuvimos una plática que duró muchas de las horas del viaje. El nació en Bali y ahí estudió hasta la universidad, en Denpasar. Ahora estaba estudiando una maestría en Yogjakarta y fue el primero de los muchos balineses que conocí y como todos, orgulloso, con muchísima razón, de su isla. Su sentido del humor fue también algo nuevo para mí pues se reía estrepitosamente de cosas que no eran para tanto y en cambio en otras ocasiones no notaba el sarcasmo de mis comentarios. Curiosamente cuando me preguntó que planes tenía en Bali y le contesté que ningunos, como siempre, él también no dudó en recomendarme que llegando tomara un 'bemo' a Ubud. De hecho, en la típica amabilidad balinesa se ofreció a llevarme al 'bemo' indicado una vez que llegáramos a Denpasar, la capital de la 'Isla de los Dioses'. 'En Bali tenemos de todo', me dijo 'selvas, playas, lagos, volcanes, ciudades...', 'y McDonalds', pensé yo. Me comentó sobre los planes de desarrollo que tenía Bali para el futuro y me aterré cuando dijo feliz que Bali 'será el próximo Singapur'. Y aunque si espero que su gente tenga mejores condiciones de vida, espero que esa comparación nunca se haga realidad.

El autobús paró en 'Ubung' y me sorprendí cuando me dijo este amigo que aquí debíamos bajarnos. Mi todavía poco entrenado oído me hizo pensar que 'Ubung' era 'Ubud', de otra manera no entendía porqué bajarnos en 'Ubung' si se supone que íbamos a 'Denpasar'. Después entendería que Ubung es una de las estaciones de Denpasar, algo así como la 'Tapo'. Hasta este momento había pasado no 15 sino 17 horas sentado en un autobús y eran las 9 de la mañana cuando sentí el calor y la humedad de Bali. Un 'bemo' es algo un poco peor que las combis del metro Toreo. Se trata de vans japonesas minúsculas en las que el chofer es también mago, pues logra meter a 15 personas en un par de metros cúbicos con las palabras mágicas 'recórrase, ahí hay lugar para otros 4' en versión indonesa, claro. El 'bemo' tiene banquitas de madera dentro, y sentado ahí se acomoda uno: en el pequeño espacio que queda libre entre la cara y las rodillas te las ingenias para acomodarte la mochila que con la entrada de más y más pasajeros, se te va enterrando en el estómago. En esta posición y con los 35 grados de temperatura y la humedad, es difícil respirar y cuando uno piensa que el 'bemo' ya está lleno, el chofer todavía grita y mueve gente para que quepan otras dos señoras y sus bolsas de mandado. Así viajamos casi otra hora y finalmente volví a agarrar mi forma original cuanso pisando a casi todos los demás pasajeros, me bajé en Ubud.

El día estaba nublado y empezó a caer una lluvia cerrada, pero a pesar de todo, a pesar de las condiciones en que había mal dormido, mal comido y mal sentado, nada más fue llegar a Ubud y darme cuenta que el lugar tiene una magia especial. Inmediatamente Ubud me hizo recordar San Miguel de Allende, 'pero en serio', pensé. Es el centro cultural y artístico (y uno de los turísticos) de Bali. Aquí debió vivir Miguel Covarrubias en los 30's, e inmediatamente lamenté no haber leído antes su libro sobre Bali.

Lo que siguió de aquí fue caminar por las calles de Ubud, conseguir un cuarto de hotel barato y rentar una motocicleta para los siguientes días. Viendo un mapa de la isla me di cuenta que en los pocos días que tenía por delante no alcanzaría a conocer todos los rincones de la isla y después de la experiencia en el 'bemo' me convencí a mí mismo que lo mejor era rentar una moto y aprovechar los días viendo todo lo que fuera posible. Bali es impresionante en historia y en belleza. Estando ahí uno ve todo el día templos, ritos, y manifestaciones de la rica cultura balinesa. Si, de acuerdo, en gran parte esta cultura ha sido recreada para la industria turística, pero lo cierto es que no se trata de algo artificial, la gente vive su cultura y creo que aunque no hubieran turistas en Bali, su gente seguiría haciendo peregrinaciones a los templos, incinerando a sus muertos, poniendo ofrendas todo el día y gozando de los muchos bailes que practican.

En los 4 días que estuve en Bali no fui a la playa, que es una de las mayores atracciones para los turistas. 'Playas hay en México', pensé 'en cambio templos, selvas, villas y gente como estas no'. Conocí un templo construído en una cueva de murciélagos, otro templo labrado en las paredes de una colina, y otro más en las faldas del volcán más grande de Bali, descendiente legítimo del famoso Krakatoa. Vi varias danzas de bellas niñas con grandes ojos, acompañadas por el 'gamelan', la orquesta balinesa. Subí al cráter del volcán Batur donde ensordece el rugido de la tierra y domina el olor a azufre de las fumarolas y el naranja intenso de la lava. Comí 'nasi goreng' y compré máscaras talladas en madera, caminé por una aldea en la que vive gente que tiñe de colores a sus gallos de pelea. Pero sobre todo conocí a una raza que como la mía ha soportado gobernantes corruptos y a una clase dominante que se ha enriquecido con la pobreza ajena. Vi señoras de 50 años descargando camiones de tabique y niños y perros flacos. Vi mamás con el bebé en la espalda y trasplantando el arroz en las terrazas. Vi templos llenos de gente que le reza a dioses con cara de elefante y que a diario le prepara ofrendas con flores. Sentí la energía de esa gente que vive en el paraíso y que le da la bienvenida al extraño, con una sonrisa.

Bali es pues, el Hard Rock de Kuta, las hordas de japoneses flasheando, los 'surfers' australianos en Candi Dasa, los paquetes lunamieleros, pero más allá de eso, Bali es mucho, mucho más y estando ahí me di cuenta porqué Miguel Covarrubias se enamoró de esta isla hace 60 años. Y como a las actrices de cine, a pesar de la edad se les nota que fueron bellas, y hoy a su modo, lo siguen siendo.

Epilogo.
La opositora al régimen, Megawati Suekarno tiene el apoyo de los balineses por completo. Hoy las calles de toda la isla están indundadas de banderas rojas con el emblema de su partido, la cabeza de toro rojinegra. Con la caída de Suharto este año y con las próximas elecciones del año entrante, renacen las esperanzas para este pueblo. Así sea.
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 academic website: www.arch.usyd.edu.au/~rsos7705  

 

Ultima actualización / Last update: Apr, 2001.
 

 

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Detengan esta locura de una vez - septiembre 11, 2001

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